Muchos, mejores que yo y mucho más sabios que yo, han comparado en otras ocasiones este proceso independentista entre Catalunya y España con un matrimonio que se separa. Evidentemente, la comparación solo se entiende si tienes dos dedos de frente y sensibilidad para meterte en la piel de otros.
Pues bien, si resulta que los catalanes independentistas estamos tan fuera de la ley, o al menos nuestro pensar es tan ilegal, solo hay dos soluciones posibles. La primera no nos la queréis conceder, la independencia. ¿Por qué no? Motivos reales, motivos pensados que no pendan del “porque no” o del “per mis cojones que no” o del aun más interesante, “no se puede romper España porque no se puede”, no hay. O sea, los pesaos catalanes indepes no hemos recibido ningún fitbac positivo que viniera de tierra adentro, un amor incondicional a nuestra cultura tan interesante o nuestros pueblos pintorescos o nuestro arte peculiar o incluso nuestros triunfos deportivos que son tan vuestros (cuando ganan) y tan nuestros cuando pierden. No. Nada. Nos queréis aquí para pagaros la fiesta. ¿Verdad?
Volviendo momentáneamente al matrimonio, nos queréis para que os la chupemos de vez en cuando y os hagamos la limpieza de casa para que cuando vengan los colegas encuentren el salon a punto y las cervezas frías…
Supongo que con una tentación así, “a por ellos”, “se van a cagar”, “mas dura será la caída”, “todos a la cárcel”, cualquiera se queda en casa.
De hecho, es lo que nos pedís. Vaya, ha sonado suave, nos aconsejáis; joder, otra vez: nos obligáis a tomar este camino. O nos quedamos con vuestras reglas o volvemos a empezar. Sois unos catalanes malos, y pensáis mal. Si no escogéis a presidentes constitucionales, os metemos otro 155 y así os jodéis un poco más! Ah! Vale, no lo había pillaooo. El 155 es la paliza del marido borracho que vuelve y se encuentra la mujer con ideas!
Vaaaale, pues nos quedamos.
Yo me olvidaré que durante años, nos habéis estado timando con una democracia no participativa, una dictadura que cada 4 años pone un mindundi al frente de un sistema corrupto hasta las cejas que, para que no deje de llenar bolsillos necesita imperiosamente que alguien llene los bancos.
Nos olvidaremos de nuestro Estatut de Autonomia que con un 90% de votos a favor os pasasteis por el culo en el senado y nos devolvisteis hecho jirones. Jirones que otras comunidades han aprovechado y a nadie se le ha pasado por la cabeza cepillárselos.
Nos olvidaremos de los insultos, agravios, menosprecios, vejaciones y ridículos que provocan la cultura catalana en teles como 13tv o canal Inter economía u otros parecidos, con la permisividad absoluta de todos y cada uno de los jueces y fiscales que luego, no tiemblan ni un segundo en catalogar a pacíficos votantes de tumulto, y a señoras viejecitas de incitadoras.
Olvidaremos las hostias de los cuerpos de seguridad del estado, aquellos seres de negro, cobardes encapuchados con chalecos y casco y escudo, porra en mano y barbas arregladas todas por igual, malditos hijos de la gran fornicadora que llegaron a mi pueblo y otros tantos con caramelos para todos.
Olvidaremos la agresividad de los gobernantes españoles y no tanto, para con el pueblo catalán y sus aspiraciones demoniacas, fruto de un aquelarre de brujas. Olvidaremos los encarcelados y los apestados, los inhabilitados y los querellados.
Lo olvidaremos todo, por vosotros. Españoles que nos queréis mogollón. Que nos queréis tanto que si pensamos en marchar, nos vais a hostiar hasta que queramos quedarnos tranquilamente.
Nos queréis tanto que no tenéis palabras, no encontráis los vocablos adecuados para profesarnos amor. Preferís tener el partido político más corrupto de europa gobernando vuestras vidas que escuchar por un momento alguien con ideas nuevas. Si, se que estáis pensando en Rivera, o Sanchez. ¡He dicho ideas nuevas!
Pero bueno, ¿os habéis pensado que yo soy imbécil?
Supongo que ese es el problema. Que no veis que hay un problema que no se resuelve con tribunales ni con querellas ni con 155s… Y el problema es que no nos queremos. Y que pensáis que somos imbéciles.